Madeja

Parece un tópico, pero es un tópico de esos que cuentan verdades. El proceso de construir
una historia a menudo se parece a tejer. Tienes una materia entre tus manos. Una materia
prima, virgen, que te pide empezar desde cero. Sin embargo hay que ir con cuidado. Ese
tejido tiene su propia vida. Vino de algún lugar, pasó por muchas manos antes de las tuyas y
esas manos le regalaron sus vivencias. Aquello que hagas con él, sin que tú lo sepas añadirá
nuevos eslabones a la cadena, pero respetando el amor y la herida originales.

Es lo que hemos vivido en estos meses de incubadora, solo que el tejido, en esta ocasión, somos nosotras mismas. Hemos tenido que crear desde el respeto a la propia herida y al amor que cargamos. La diferencia es que no somos materia inerte, y el rechazo y el dolor son parte del proceso, vienen también con nosotras.

Mientras escribo esto me llega, como una revelación, una frase. “Mi otra yo”, serie turca de 2022, va camino de convertirse en una de mis “historias-viaje” favoritas. Mientras escribo esto una de sus protagonistas, Ada, escribe en su propio ordenador: “Quizá empiezas a curarte cuando descubres que el pasado no solo te trae dolor, sino que es un regalo”. Y siento que Ada me regala esa frase.

Durante el proceso he sentido rencor hacia esa Ana del pasado, hacia la que tropezó y
estuvo a punto de perder su identidad, de precipitarse por un abismo que habría tenido
consecuencias muy crueles. Tuve que desmadejar la lana, deshacer el ovillo para ver lo cerca y lo lejos que estaban las dos Anas. Aún guardo esa madeja y cuando tengo dudas, cuando regresa el rencor acaricio la lana, para recordarme que somos la misma, que estamos juntas y que ese pasado también me ha traído un regalo. Gracias, Ada, con la que casi comparto nombre, gracias Ana por enseñarme a amar mi propia herida y gracias a todas mis compañeras de incubadora por recorrer conmigo este proceso y dejarme ser parte de la madeja.

Seguiremos tejiendo juntas.