spaghetti
Aquí, en una incubadora, justo donde pasé mis primeros 21 días en la Tierra fuera del vientre materno, pero esta vez en otra más amplia, de hecho sin límites aparentes, y con unos cuantos días más (a apenas un mes de cumplir 36 vueltas al Sol) pasando por este proceso de creación, como al inicio, de recreación: un último hervor antes de salir a la vida, nuevamente, y me siento blandita, como un spaghetti pasado de cocción, no obstante recuerdo mi dureza, pasé por un estado al dente, y prontamente espero desintegrar las asperezas. Morir para resurgir. Abandonarse en aguas turbulentas para reflotar.
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